La era posmétodo y las competencias del docente de ELE (I)

A lo largo de las últimas décadas se han desarrollado y aplicado en el aula diferentes métodos para la didáctica de ELE (y L2) basados en otros tantos enfoques en un intento de buscar una solución definitiva para enseñar una L2.Por otro lado, también nuestra sociedad ha sufrido profundos cambios que se han de tener en cuenta en el aula (movimientos migratorios, la digitalización, heterogeneidad en las aulas, etc.) y, sin embargo, ninguno de esos métodos (incluido el comunicativo) ha aportado esa solución enteramente satisfactoria que se pretendía encontrar (G. Níkleva, 2017; Kumaravadivelu, 1994). Bala Kumaravadivelu ha sabido dilucidar la situación y ha reconocido la necesidad de reconsiderar los métodos y su uso en la didáctica de una L2 ya desde los años 90 del siglo pasado. Así, afirma que, considerando que los métodos tienen una naturaleza cíclica, nos encontramos con el problema de estar encerrados en un callejón sin salida en el que “reempaquetamos continuamente ideas antiguas” (Kumaravadivelu, 1994). En consecuencia, el autor insta a desistir en la búsqueda de un método definitivo ya que no son practicables para los docentes porque no se adaptan ni son necesariamente compatibles con la realidad del aula que cada profesor trabaja. 

Su reajuste metodológico se basa en una pedagogía crítica, flexible y que se adapte a los tiempos actuales y las necesidades de los estudiantes. El docente debe desempeñar un papel diferente dentro y fuera del aula. El objetivo de esta crítica es la reconsideración de la aplicación de un método o métodos en el aula y del papel de los teóricos que los desarrollan teniendo en cuenta las necesidades de los estudiantes en la actualidad, así como un replanteamiento y redefinición de las competencias, habilidades y responsabilidades del docente de ELE en lo que se refiere a la gestión, organización, creación, evaluación, etc. en sus respectivas instituciones priorizando las necesidades de aprendizaje de los estudiantes.